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Ene
DREAM THEATER - Pabellon Anaitasuna (Iruña)
Crónica y fotos: Javi Galeano
17/1/2014 (Pamplona)    

Privilegiados nos sentimos los navarros por tener a Dream Theater en nuestra tierra esa noche, aunque el recinto elegido para el evento no fuera el más apropiado para apreciar el sonido de la banda de New York, ni el precio para acceder al lugar fuera al alcance de todos los bolsillos. Esto último, algo que todos aún podemos intentar remediar (Al final de esta crónica sigue el enlace y si lo deseas, firma la petición).

Pasaron de largo el pasado 2012, cuando presentaron su primer disco grabado con Mike Mangini a la batería, A Dramatic Turn of Events. Pero esta vez no solo íbamos a poder verles en tierras navarras con su nueva incorporación, sino que presenciaríamos como se ponía en práctica el primer disco en el que Mangini ha tomado parte en las tareas compositivas, su último y homónimo trabajo.

Saltaron a la palestra después de que escucháramos la intro de “False Awakening Suite”, con una gran “sábana blanca” tapando el escenario al completo, en la que se supone se iba a proyectar una introducción visual que no se llevó a cabo. Una pena, porque hemos tenido la ocasión de verla y se trata de un recorrido por las portadas de sus discos con efectos en tres dimensiones y aplicando animaciones a los contenidos de éstas, desde sus inicios hasta la actualidad.

Tras caer la vacua pantalla de tela y terminar la introducción musical, fueron directamente al grano presentándonos su recién estrenado disco, con “The Enemy Inside” empalmando con “The Shattered Fortresss”, parte del último trabajo en el que dejó una huella difícil de borrar el señor Mike Portnoy. Esta complicada canción está dividida en tres partes y no se desecharon ninguna de ellas, ya que los fans no lo habrían perdonado.

 

Después de saludar al público y aprovechando el entusiasmo del potente inicio, se metieron en faena para ejecutar “On the Backs of Angels”, primer tema de “A Dramatic Turn of Events”, ideado casi en su totalidad por el virtuoso letrista y guitarrista John Petrucci, que parece que tampoco puede evitar poner la voz cantante en las labores de producción.

El primer acto de la noche siguió con otro tema del último disco, “The Looking Glass”, destinado a ser un nuevo himno del grupo, pero que por el momento el público no se lo tomó con demasiado entusiasmo. Algo que los neoyorquinos debieron suponer, pues el siguiente elegido para su set list, sí que haría enardecer a los más acérrimos seguidores de la banda. No era otro que el último corte de Falling Into Infinity, “Trail of tears”, en el que improvisaron algún que otro solo de guitarra y transformaron ciertas partes del teclado interpretado originalmente por el efímero Dereck Serinian.

Por fin el sonido empezaba a hacer algo de justicia a la banda que teníamos en frente, y dejaron de retumbar con tanto énfasis las paredes del pabellón Anaitasuna de Pamplona, un local de pésima acústica. Pero para llegar a tal apaño, se tuvieron que sacrificar la mayoría de las frecuencias que daban presencia al bajo de John Myung.

 

 

Llegó el momento de lucimiento de Mike Mangini realizando un espectacular solo de batería en la instrumental recién nacida “Enigma Machine” sustituyendo el sample de la grabación por sonidos de campanas tubulares. El retardo de video en las pantallas del vidiwall no contrarió a la audiencia, ni impidió que arengaran al batería de Massachusetts, al que aunque técnicamente haya podido suplir a Mr. Portnoy en las labores de percusión, será imposible para él sustituir a ese artista que servía de nexo entre el público y la banda, valiéndose de su carismática personalidad.

Seguidamente pasamos a relajarnos escuchando la canción que da nombre a esta gira, “Along for the Ride”, una simple pero efectiva pieza. Simple por tratarse de una composición de esta banda acostumbrada al barroquismo, pero que también es consciente de cuando debe dejar de pisar el acelerador o llenar de abigarramiento sus partituras.

Para finalizar la primera parte de la velada optaron por una completa pieza de su penúltimo álbum, “Breaking All Ilusions”, llena de sinfonía, cambios de compas, con gran armonía y claras referencias de grandes exponentes como Deep Purple, Yes o Rush. Pusieron así, un punto y aparte en su actuación para dejar descansar al respetable como ya han hecho en otras ocasiones, con una pausa de quince minutos de reloj. Como el que aparecía en las pantallas de video indicando el tiempo que restaba para continuar con la función. Unos divertidos videos de los que corren por la red sobre covers, parodias y demás freakismos relacionados con el grupo, sirvieron para mantener entretenido al gentío antes de que el mencionado reloj y el apagado de luces nos dieran el aviso del inicio del segundo acto.

 

 

Esta segunda parte sería una conmemoración del 20º aniversario de Awake, uno de los discos favoritos de los seguidores de Dream Theater. Comenzaron con la cañera “The Mirror” y un Jordan Rudess que cada vez gana más protagonismo en los directos, esta vez enfundado en un teclado circular que le permite moverse sin problemas por todo el escenario. Prosiguieron con la heavy “Lie”; consiguieron estremecer al que escribe esta crónica, con una canción que no se cansa uno de escuchar: “Lifting shadows off a Dream”, un tema que no acostumbran a interpretar en directo; prosiguieron con “Scarred”, siguiendo el orden de la última parte del disco de forma ordenada y concluyeron este pequeño homenaje a Awake, como no podía ser de otra forma, con la que cierra el álbum: “Space Dye Vest”, escrita por el ex-teclista Kevin Moore. Este disco cuenta con una mayor fusión de melodía vocal e instrumentación que el resto de sus discos, y lo hace más “fácil de escuchar” a un público más amplio. Ha quedado constatado una vez más.

“Ilumination Theory”, último tema del álbum recién estrenado, acompañado de un preparado video de animación de contenido espiritual al estilo de Hayao Miyazaki, daría por finalizado este segundo acto, y nos dejaría con la miel en los labios tras escuchar esta fastuosa composición de más de 20 minutos de toque impresionista y romántico a la altura del mismísimo Debussy, porque todavía no había sonado ningún tema de uno de los más laureados discos del grupo: “Metropolis Pt. 2: Scenes from a Memory”.

Los chicos de D.T. se despedían del público, pero la mayoría sabíamos que no podían marcharse sin hacer un bis, y en éste, debía dejarse caer alguno de los cortes de este disco que a día de hoy cumple su 15º aniversario. Y así fue, arrancaron nuevamente los motores con la intención de hacernos una regresión en el tiempo a los allá presentes, y trasladarnos a tiempos de Scences of a Memory, empezando por “Overture 1928”. Muchos creían que metían la pata en esta pieza instrumental, cuando lo que simplemente hacen estos veteranos músicos, es realizar variaciones sobre la composición original para trasladarla al directo sin aburrir al personal con una interpretación calcada, y sobre todo no cansarse ellos mismos.

 

 

Sin lugar a dudas este fue el momento álgido de la noche. La letra de “Strange Déjà Vu” salía de las bocas de los incondicionales como si de un Karaoke se tratase, aunque a lo que la banda otorga mucho protagonismo es a las partes instrumentales y sería “The Dance of Eternity”, la que encandilaría a los que prefieren esta faceta de la banda de metal progresivo.

El pabellón se volvería a llenar de coros que acompañarían al cantante principal finiquitando la noche con “Finally Free”, despidiéndose toda la banda de la audiencia reunida en Iruña, LaBrie deseándonos lo mejor para este nuevo año 2014, y haciéndonos olvidar que no habían interpretado ningún tema de Images and Words, álbum muy querido por muchos. Fue un concierto realmente ameno pues fue increscendo, desde los temas menos conocidos, intercalando con pequeñas sorpresas, hasta llegar a lo más clásico de su repertorio.

 

 

La ejecución de todos los cortes fue muy correcta. Como hemos comentado anteriormente, la acústica del local no ayudó demasiado precisamente y nos recordó a algunos lo que le pasó a Terry Guillian de los Monty Pithon cuando quiso rodar su Don Quijote junto a Johny Depp en tierras navarras, y no se podía entender por culpa del desconocimiento del idioma por parte de los técnicos, entre otros contratiempos, dando al traste con toda la producción. En el caso de esta noche, afortunadamente no fue para tanto, pero erraron algunas cosas como la proyección, que en algunos momentos parecía el salvapantallas psicodélico de una computadora y otros desaciertos en el sentido visual, que no en el sistema de luces, siendo éste muy apropiado.

Más de un comentario escuché sobre la actuación de James LaBrie: “Que si no llega a los tonos, que si entra tarde, que si no está a la altura del resto de la banda..."

 

Muchos de los que hacían ese tipo de afirmaciones, seguramente no tienen en cuenta la tesitura en la que se tienen que mover las cuerdas vocales de este hombre, que realiza conciertos de tres horas. Por supuesto no son las tres horas de voz, pero tiene que estar ahí arriba manteniendo en su lugar lo grabado en los discos, lo cual no es nada sencillo, sobre todo cuando los shows son consecutivos y no dejan descansar al instrumento orgánico de LaBrie. Petrucci y Myung siempre pueden cambiar las cuerdas, pero para él eso es imposible.

No debe ser nada fácil para un vocalista de la talla de J. LaBrie, mantener a punto su instrumento día sí y día también, con un abanico de registros nada parecidos a los de Joe Ramone, o sin el apoyo técnico que acompaña a gente como Madonna.

 

El cantante de D. Theater no solo tiene que lidiar con unas composiciones vocales sumamente complicadas y no compuestas exclusivamente para su ejecución en directo, sino que también depende de eso que no ve la audiencia, que no es otra cosa que la falta de referencia en los monitorajes, habitualmente controlados por técnicos pésimos, o muchas veces ajenos a la banda. Por otro lado, sus vibratos que aunque no agraden a todos es lo que le da su personalidad. Es esa personalidad de este frontman la que está intacta y es una de las bazas para la banda americana.

Una de las cosas que nos sorprendió fue la gran asistencia de profanos en el mundo de Dream Theater, que lejos de disgustarles sus largas composiciones y complicados arreglos, disfrutaron como cualquier otro fan del grupo. Al igual del gran número de gente joven que se acercó a verles esa noche echando por tierra esa etiqueta del “adult oriented rock”, de grupos como Journey o Boston, que tanto han influenciado a los Neoyorquinos mezclado, claro está, con thrash metal y otros estilos.

Lo que diferenció este concierto de los anteriores de la banda desde la última vez que les vimos por estos lares, a parte de la vacante irremplazable de Portnoy, fue el gran número de localidades sin vender. Compresible de entender al cotejar el alto precio de las entradas, que llegaban casi a los cincuenta euros. En parte puede deberse a la gran producción que los de Nueva York llevan consigo en esta gira, pero lo que no es de recibo es que este tipo de espectáculos solo esté al alcance de unos pocos privilegiados, como si de un artículo de lujo se tratase.

Se supone que el estado debe proteger la cultura, pero con el 21% de IVA que se aplica en este tipo de eventos se hace flaco favor a músicos y a la sociedad en general. Se acaba de aprobar una bajada de IVA en las transacciones de obras de arte, posiblemente para ayudar a evadir impuestos adinerados tratantes como el conocido del gremio, el señor Bárcenas. Pero ¿qué sucede? ¿qué ni la música, ni el cine, ni el teatro son arte?

Ni los conciertos de música, ni el cine, ni el teatro, ni los museos deben estar al alcance de tan solo unos pocos privilegiados; ni debemos poner más trabas a los músicos, promotores y artistas. Por eso os invitamos firmar estas peticiones para intentar cambiar la situación, y poder seguir disfrutando todos juntos de conciertos como el que nos deleitamos esa noche de viernes en Pamplona, de la mano de Dream Theater.

 

http://www.change.org/es/peticiones/por-la-aplicaci%C3%B3n-del-iva-super-reducido-para-la-cultura-al-4-en-espa%C3%B1a 

http://www.change.org/es/peticiones/ministerio-de-econom%C3%ADa-y-hacienda-iva-reducido-para-la-m%C3%BAsica-porque-es-cultura

 

 

 

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