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Jun
Skid Row+Buckcherry - Santana 27 (Bilbao)
Crónica y fotos: Javi Galeano
17/6/2014 (Bilbao)    

Los que nos acercamos ese jueves a la gran Santana 27 sabíamos a lo que íbamos, estábamos preparados para lo que nos íbamos a encontrar, y simplemente teníamos la sana intención de pasar una tarde entretenida escuchando buenos temas de hard rock, de esos que se escriben para perdurar. Pero lo que no nos esperábamos encontrar era tan buen ambiente, tanta gente reunida para esta cita y una grata sorpresa con la actuación de los cabezas de cartel.

Los que acaban de actuar junto a Black Sabbath o Soundgarden en el Hyde Park londinense, los galeses Buffalo Summer, esta vez sí llegaron puntuales al escenario. A diferencia del incidente que tuvieron con su furgoneta dos días antes, y que les impidió llegar a tiempo a la Razzmatazz de Barna, en esta ocasión apretaron los tornillos de su vehículo y pisaron el acelerador para hacer honor a la puntualidad que no todos los ingleses cumplen.

 

 

Tal fue su puntualidad, que el que escribe esta crónica no pudo ver más que el final de su actuación de media hora por un problema logístico. La mayoría del respetable ya estaba disfrutando del ambiente positivo que desprenden, con su rock sureño con toques de blues o country. Esas reminiscencias a lo Led Zeppelin que siempre son un acierto y sobre todo si son bien ejecutadas, como es el caso de estos jóvenes galeses, que tienen como norma ser ellos los primeros en pasarlo bien sobre el tablado. No faltó el single de su último disco, “Down to the river”, para ir terminando el set y dejar la alfombra puesta a Buckcherry.

 

 

Mientras los ingleses se acercaban al merchandising de su banda y se fotografiaban con sus fans, Buckcherry seguían el protocolo y a las 21:00 en punto se plantaban sobre el escenario impidiendo que decayera la energía de la que habían cargado la sala sus teloneros.

“Lit up” fue el tema elegido. La canción más conocida del grupo hizo que la gente se fusionara con la banda iso facto. La Santana se acababa de transformar en una pista de baile. Y el hecho de volver a sus temas más rockandrolleros, como “Fall” de su Timebomb de 2001, no hizo decaer las vibraciones. Saltaron nueve años adelante para interpretar “All night long”, todo un hit cargado de esos silencios tan típicos en ac/dc o esas panderetas a lo The Cult. La fiesta estaba servida.

Prosiguieron con tres cortes de su álbum de 2006, “15”. Los seleccionados para el directo fueron:  “Onset”, “Everything” y “Sorry”. Estos dos últimos probablemente les aproximen algo más a Skid Row, las dos son un gran ejemplo de lo que se conoció como “Power ballad”, y crean un punto de inflexión en el set list de los californianos con sus tiempos medios y mesura vocal.

 

Claro está, debían levantar esa caída emocional con un tema potente como “Dead”, el que cierra su “All night long”. Seguidos de otros dos del Time Bomb: “Porno Star” y “Riding”.

Conocidas son las incursiones y relación que tiene la banda con este tipo de producciones cinematográficas, pero sobre todo su idolatría por los excesos que queda constatada en su último plástico Confessions, en canciones como “Gluttony”  o “Greed”. Los siete pecados capitales se les quedan cortos a los californianos. Esto queda plasmado en su blasfemo videoclip de Gluttony, toda una oda a la lujuria que no tiene desperdicio.

 

 

El sudor y el whisky  ya corría a raudales y hacía un rato que Josh Todd se había deshecho de su camisa negra, para lucir los tatuajes que cubren todo su cuerpo, a cada cual más arrogante. Pero Josh no es de esos frontman que busca la atención de los focos sino que deja sitio al resto del grupo o comparte micrófono con Stevie D., que no dejó de interactuar con el respetable, al contrario de Keith Nelson que prestaba más atención en realizar una buena ejecución de su guitarra.

El público estaba entregado y no dudó ni un ápice en corear “Crazy Bitch”. Tras ella, la banda se retiró a tomar un trago y volver con los bises. Y la audiencia volvió a formar parte de los coros de los norteamericanos en su versión de “I love it” de Icona Pop, todo un temazo reinterpretado por los californianos, llenándola de distorsión, solos a lo Angus Young  en “Thunder struck” y transformándola en “Say fuck it”. Hasta ellos son capaces de darse cuenta de que es un buen tema en sí mismo.

Y así se puso punto y final a su actuación en Bilbo, habiendo aplausos a ambos lados de la barrera que separaba el escenario, tanto por la banda en agradecimiento a la entrega del público en un día entre semana, como por parte del gentío a un grupo como Buckcherry que no dudó  en aprovechar su hora y diez minutos de actuación al máximo.

Treinta minutos más tarde Skid Row se plantaban en el escenario y lo arrasaban con su potente “Let’s go”, arengando a los asistentes y llevándolos a su terreno. Tras abrir con este tema nuevo extraído del álbum de 2013 United World Rebellion: Chapter One, daban marcha atrás en el tiempo y recapitulaban a la grabación homónima que los catapultó a la fama mundial. “Big Guns”, “Making a Mess”, “Piece of me” y “18 and life” sonaron uno tras otro, prácticamente sin pausa haciendo olvidar los ecos del expulsado de la banda en 1996, Sebastian Bach y centrando las miradas en los compositores de los temas. Pocos se acuerdan ya de Matt Fallon.

 

 

Johnny Solinger en las voces y Rob Hammersmith en los timbales son ya miembros totalmente integrados en el grupo, y prueba de ello fueron sus interpretaciones en los siguientes cortes: “Thick is the skin” del álbum de 2003 ó “In a darkened room” del memorable Slave to the Grind, que nos recordó una vez más cuál es la esencia de los de New Jersey, esas “baladas potentes” en las que en los 90 se acompañaban con mecheros al aire, lo único que faltó ese día, ya que la ejecución de los temas no fue nada desdeñable.

El ecuador de la actuación se subrayó con “Kings of Demolition”, un tema del año pasado que contiene todos los ingredientes de épocas pasadas, y “Riot act” que mantuvo el ambiente de jolgorio en el recinto. Fue entonces cuando Rachel Bolan ocupó el centro del escenario para cantar su versión  de “Psycho Therapy  de The Ramones:”. Y cuando la actitud más punk de la banda se había puesto sobre la mesa, se comenzaron a oír los primeros acordes de “I remember you”, en la que no apreciamos un algo especial en la interpretación de Solinger pues en esta ocasión era al público al que más se le oía.

 

 

Fueron los temas de sus primeros trabajos de los que más echó mano el grupo. “Monkey Business” y “Slave to the Grind” ya en la recta final del set, haciendo de sándwich a otra versión cantada por Bolan, en este caso “Surrender” de los míticos “Cheap Trick”. Y como no podía ser de otra manera, “Youth gone wild” fue la puntilla para una faena de hora y diez minutos, que no disgustó a nadie. Ni siquiera a los más nostálgicos del timbre de Sebastian Bach pudieron encontrar razones de peso que refutaran el gran trabajo que Skid Row realizó esa noche.

 

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