30
Sep
NORTH MISSISSIPPI ALLSTARS - Sala Totem (Villava)
Crónica y fotos: Javi Galeano
13/10/2013 (Villava)    

No eran miles, ni si quiera cientos de personas los que esperaban a las puertas de la sala Totem de Atarrabia, sino tan solo unas decenas, justo antes de la hora de apertura. El hecho de que fuera lunes no era excusa, más bien podríamos echarle la culpa al decapitado obispo de Amiens: San Fermín. Éste ya tenía a miles de personas congregadas en Iruñea, disfrutando de una fiesta bacanal que todos conocemos, sin caer en la cuenta de que el Máximun Cavalera Tour había llegado a Nafarroa. Y no era solo San Fermín, también sigue influyendo el constante menosprecio a los grupos teloneros, incluso desconociendo de quien se trata.

El Pequeño de los Cavalera, Igor, no vaciló en tocar los primeros acordes ante un público que parecía estar pasando la resaca del día anterior sin apenas inmutarse. Aún así, éste a las voces y a la guitarra, acompañado de su hermano Zyon a la batería, no cejaron en su empeño de pretender ser el ibuprofeno de los asistentes.

 

 

No tardamos en encontrar similitudes en el sonido de Lody Kong. Podría tratarse de una mezcolanza entre Nirvana, Dead Kenedies, Fugazi, Mudhoney y cualquier grupo de Groove metal que nos pase por la cabeza.

Grunge, noise, punk, rabia… Ruido con sentido es la propuesta que nos ofrecen. Ruido ordenado. Aunque una puesta en escena creíble pero que todavía tiene que madurar, porque da la sensación de que todavía no han encontrado un sonido que les distinga del resto. Así y todo, el público respondió con respeto pero con unos no muy efusivos aplausos.

En el set de 8 rápidos temas de Lody Kong no faltó “Monkeys don’t look”, una canción que se sale del resto, un corte inconfundible y que sirvió para ir finalizando su exiguo show.Tras una rápida pausa en la que sonaba heavy metal clásico en una sala a la que había acudido gente a ver un concierto crossover, el pequeño de los Cavalera ocupó el puesto del Merchandising con su inseparable móvil entre las manos, y sin que nos diéramos cuenta ya estaba preparado el equipo del grupo de su hermanastro Richie, Incite.

 

 

Se encendieron los focos e Incite salieron como una exhalación con unas ganas tremendas de comerse el escenario. Un metal más cercano al groove de Pantera, y una pose muy similar a éstos, sobre todo por su guitarrista, indudable fan de Dimebag Darrel, a juzgar por su técnica, estilo, efectos de whammy y las seis cuerdas de su guitarra encajadas en una Dean , similar a la del difunto Dime.  A Richie también se le podría haber comparado por su pose y manera de usar sus registros de voz con Phil Anselmo, pero afortunadamente Richie parece ser más respetuoso con el público, incluso si la sala no estaba del todo llena, agradeciendo a todos los asistentes, por dejar de lado unas fiestas tan grandes como San Fermín para acercarse a verles. Lo que, incluso el público de escasos conocimientos de idiomas entendió a la perfección, y respondió con una gran ovación.

 

 

Desde “Rage” hasta  “Army of Darkness”, Incite quisieron tomar el escenario, dejar su mensaje claro y querer ser recordados por todos los asistentes. Está claro que el cuarteto de Phoenix, han sabido ganar experiencia tras anteriores giras con Soulfly, y saben crear ritmo en su espectáculo.

A parte del buen hacer de  Gene Macazan a la guitarra y de Richie como maestro de ceremonia, además de demostrar ser un más que correcto vocalista de metal, sorprendió la versatilidad y técnica del nuevo batería del grupo: Lenon Lopez, ataviado con una camiseta de Soulfly, demostrando su modo de ver canciones, en las que él no participó en la composición, como “Divided we fail”, llevando a la sala arriba.

Supieron ganarse al público, hacer entrar a los adormilados que esperaban al cabeza de cartel fuera de la sala, abanicados por la brisa nocturna, y convencieron con creces la propuesta y las maneras de descargar temas como “Aftermath” o “Feel the flames”. Sin duda alguna, fueron una sorpresa grata esa noche.

 

 

Y tras una breve pausa, ahora sí, empezó a entrar el resto de gente a la sala Totem, con los primeros sonidos del “Prophecy” de Soulfly. Los ánimos y las ganas de ver el grupo de Max estaban en su momento más álgido, y todavía no había terminado el intro.Con la misma imagen de siempre aunque un poco más “fondón” de lo habitual, el padre de los Cavalera saltó al cuadrilátero para entregarse a su público, y éste hacerlo recíproco.

Los primeros temas elegidos fueron, espadas afiladas de su discografía como: “Primitive”, “No hope = no fear”, Defeat you, “Seek and strike”, “I and I” y “Babylon”. Una vez tocados estos temas casi de seguido, el público ya estaba en el bolsillo del señor Cavalera, que saludaba constantemente a su gente dirigiéndose en un fluido castellano. El público sanferminero, respondió obsequiándole con un pañuelico rojo y una faja, que no dudó en colocar en su pata de micro.

 

Si los temas de Soulfly hicieron levantarse al público de Pamplona y alrededores, los que vinieron después harían las delicias de los acérrimos de Sepultura que la gozaron con “Refuse Resist”, “Territory”, “Arise” o “Straigthate”. No faltaron dos canciones de Nailbomb: Cockroaches y “Wasting my hate”. La única canción del nuevo disco de Soulfly que sonó en la Totem fue el contundente “World Scum”. La veteranía de Cavalera le hará saber, más que de sobra, qué temas elegir en sus conciertos, y la gente de la Totem agradeció su selección.

Después de los clásicos tocaba regresar a  algo fresco. Para ello, Igor, el pequeño de los Cavalera, se unió al grupo de su padre en el que ya toca su hermano Zyon los tambores de forma aplastante, tras ser presentado por su progenitor. El nuevo corte que presentaron lleva el título de “Bloodshed”, y para todos fue curioso como Max acompañado con sus dos hijos en Soulfly hacen una simbiosis perfecta.

“Porrada”, “Rise of the Fallen” y “Revenge” fueron algunos de los temas en los que, el que fuera una vez guitarra de los brasileños Il Niño, Marc Rizzo, se lució sobradamente haciendo remarcar su gusto por lo frigio y  primitivo del flamenco y trasladarlo sabiamente al thrash metal. Rizzo es uno de los pilares que sustentan a Soulfly definitivamente. Por otro lado, el ex bajista de Static X, el californiano de origen hispano Tony Campos, supo contactar con el público, no solo a través del bajo sino también de sus coros guturales.

El rápido set de Soulfly llegaba a su fin. Max arengaba nuevamente a las masas, ahora totalmente entregadas luchando por púas que recogían en mano, vaciando constantemente botellines de agua sobre sus características rastas, y agitando la faja sanferminera.

Era el momento de “Roots”, y el público se volvió literalmente loco. Momento aprovechado para zanjar la actuación con “Jump the fuck up” y “Eye for an Eye”, y obsequiar al público con la dosis de adrenalina y endorfinas que venían buscando.

 

 

Fue éste, el de Soulfly, un concierto que nos pareció breve. Pero, como dice el refrán: “ lo bueno si es breve…”. Algunos notaron a Max en baja forma, pero seguramente, al realizar ese comentario, no tengan en cuenta la larga gira que llevan a cabo, de un concierto tras otro sin apenas pausas y durmiendo en la carretera en un autobús que apenas se detiene. Como las ganas que Max Cavalera demuestra año tras años de seguir haciendo lo que más le gusta: componer música y llevarla de un lado a otro de este globo terráqueo, que como dicen las letras de su hijo Igor, presenta un color más bien amarillo. Todo lo contrario al rojo y blanco predominante,  que pudimos comprobar unas  horas más tarde, al asistir a los Sanfermines, pero eso sí, con un ambiente completamente diferente.

Es de agradecer la audacia del promotor, al apostar por traer a Pamplona, o cerca de ella, una gira del estilo y del calibre del Maximun Cavalera  Tour, en unas fechas tan señaladas como San Fermín. A pesar de no haber cumplido con las expectativas de asistencia, el ambiente finalmente se logró y los grupos estuvieron a la altura.

 

obturador

Tel.: 687 633 105

email 1: videoreportaje@yahoo.es

email 2: info@nemosineaudiovisual.com