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21
Abril
Ghost - Santana 27 (Bilbao)
Actuaron el 16 de Abril de 2017


Como si de una procesión se tratase, una nada exigua cola de peregrinos del rock se encaminaba hasta las puertas de la Sala Santana 27, parroquia que venía a sustituir al BEC de Barakaldo, ya que éste se quedaba demasiado grande debido al escaso volumen de venta de entradas para celebrar la misa de Ghost.

El, todavía hoy, escaso conocimiento de la existencia de esta banda sueca por parte de la gran mayoría de la sociedad de este país, sumado al alto tributo que había que sufragar para acceder a verlos, más de 40€, se convirtió en todo un castigo que dejaría a gran cantidad de feligreses fuera de esta ceremonia.

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La congregación, de alrededor de 1000 adeptos, ya podía acceder al local desde las 19:00 y, a eso de las 20:00, los norteamericanos, Zombi, se subían al altar para descargar un compendio de sonidos electrónicos, repletos de una siniestra atmósfera profana, que bien podrían pertenecer a la banda sonora de cualquier film de John Carpenter. El dúo de Pittsburgh utiliza sintetizadores y batería, pero también el sonido del bajo, para llevar a cabo un directo que no llegó a calar en los fieles estatales a Ghost, a pesar de que hayan tenido una respuesta muy calurosa en festivales como el Roadburn holandés. “Spain” is different y parece que unos rígidos contrafuertes mantienen sus escépticos esquemas inamovibles. Si algunos no entienden por qué esta banda ha sido elegida como telonera, puede que no haya escuchado detenidamente la armonía y sonoridad de Ghost (a “Genesis” del "disco homónimo" de Ghost me remito…).

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El set de Zombi abarcó los 45 minutos y, un cuarto de hora más tarde, las telas que tapaban el backline de Ghost era descubierto por los “pipas” de la banda, ataviados con una indumentaria que los transformaba en vicarios a la causa antipapal, ejecutando reverencias a los fieles cada vez que abandonaban el altar rockero.

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El humo del incienso y la música coral de Gregorio Allegri  ayudaban a entrar en ambiente para, pasados unos minutos, comenzar a escuchar los acordes que escribió Jocelyn Pook para la película “inacabada” de Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut. Acto seguido los "nameless ghouls" irrumpían en escena con su material más fresco, “Square Hammer”.

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Tierra, agua, aire, fuego y éter rodeaban a nuestro papa favorito con una ejecución más que sobresaliente, aunque después de las trifulcas legales para repartirse el diezmo del merchandishing (nada barato, por cierto…), estos cinco elementos que identifican a los músicos de Ghost, no están delante de los mismos que acompañaban al líder de la banda desde sus inicios.

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“From the Pinnacle to the Pit”
y el bals acelerado de "Secular Haze”  dieron paso a la sacralización de la sala, botafumeiro en mano y tocando “Con Clavi Con Dio”, primer tema de la banda que pude escuchar casi siete años atrás, gracias a un bendito algoritmo, y que en directo hizo alcanzar el nirvana a más de uno.

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“Per Aspera Ad Inferi” convirtió al recinto vizcaíno en todo un Armagedón, ambientado por las vidrieras góticas que adornaban el fondo de escenario con los iconos de una trinidad satánica, iluminadas con unas luces muy efectivas.

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Fue después de este tema cuando se hizo un pequeño punto de inflexión con la aparición de dos profesas discípulas autóctonas vestidas de monjas, que fueron presentadas por el Papa Emeritus III (más que probablemente Tobias Forge) como las hijas del pecado, que subieron al altar para repartir la hostia y el vino a los laicos de las primeras filas en un acto que, aunque fue divertido, a muchos les pareció una homilía prescindible, por romper de una forma muy brusca el ritmo de la ceremonia.

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Tras este limbo eucarístico que dio paso a “Body and Blood”, el sonido del órgano nos introdujo en una parte instrumental más relajada con “Devil Church” y que sirvió de intro para el ecuador del concierto de la mano de “Cirice”, en la que el Papa apareció vestido ya sin la toga y de una manera más elegante manteniendo en todo momento la compostura, queriendo dirigir la atención sobre cada solo de los músicos.

“Belial, Behemoth, Beelzebub.. Asmodeus, Satanas, Lucifer”.. ya nadie se espanta al escuchar samples de coros o efectos en tiempo real sobre las voces, cuando la puesta en escena y la interpretación en canciones como “Year Zero” llegan a cotas tan altas como la que alcanzaron ese día en Bolueta. Ya nadie se espanta. Todos coreaban haciendo esos samples una verdadera letanía diabólica: “Hail Satan, Archangelo... Hail Satan, Welcome year zero”. En dos palabras: "A-Congojante".

Y si este tema elevó la temperatura a niveles infernales, ayudado por el humo que salía desde las plataformas sobre las que se encaramaban los guitarristas, el siguiente corte haría levantarse a todos los parroquianos allí presentes, “He is” con la intro “Spöksonat” incluida. Un tema que viene a demostrar que las canciones lentas en un concierto de rock, metal, doom, o como lo quieras llamar, pueden elevar el ánimo tanto o más que una canción rápida.

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Esa canción “cañera” no tardaría en llegar tras “Absolution”. “Mummy Dust” sería la encíclica elegida para venerar al Dios del dinero que caería entremezclado entre el confeti y que dejaría a los fieles enterrados, por instantes, en tesoros, tal y como reza el tema.

Nuevamente se frenaría la velocidad con “Ghuleh/Zombie Queen”, aunque solo en su primera parte, para volver de nuevo a una de las clásicas composiciones de Ghost, “Ritual”, y así llegar al final, no sin antes agradecer, en una lengua tan "poco cristiana" como el euskera, cosa que todos los que hicimos la romería ese Domingo de Resurrección, gratificamos con un gran aplauso por esa empatía hacia sus fieles, por hacer el esfuerzo de recordar esas palabras.

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Mientras el Papa se quejaba de que algunos les tachan de predecibles, pudimos ver como alguno de los “nameless ghouls” subía a la terraza de este templo del rock, a saludar a un par de pequeños monaguillos de unos 10 años, vestidos como los músicos para asistir a la ceremonia.

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Fue el momento en que nuestro querido antipapa nos regaló una canción más y, como viene siendo costumbre en esta gira, no sería otra que “Monstrance Clock”. Todo un himno sincrético que viene a unir rock, metal, pop y doom de manera malavarística, que nos supo a maná.

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Concluirían así, y con la voz de Lisa Gerrard entonando "The Host of Seraphin" por los altavoces, un recital que no defraudó a la mayoría de los que nos acercamos, para llegar a una conclusión: perderse la próxima vez a esta banda, que ha hecho renacer la esperanza en el heavy-rock, sería un sacrilegio.


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